Entre las varias cosas que me encantan de España, una es la convivencia del nuevo y el antiguo. En la serie de imágenes que sigue, he intentado capturar esa yuxtaposición diacrónica. Al principio, momentos así me parecieron feos. Las luces eléctricas en una iglesia del siglo XIII eran como manchas necesarias en una obra de arte e historia. Sin embargo, me ha ocurrido que esa convivencia puede ser más que una mancha: algo bella en si mismo. Hace unas semanas, pasé por la plaza mayor de Salamanca, donde sucedía una clase de Zumba en un espectáculo. Me impresionó mucho la observación simultanea de un arte moderno como la Zumba frente de los medallones de escritores clásicos como Miguel de Cervantes y Miguel de Unamuno. En los Estados Unidos, solemos pensar que tenemos que elegir entre la tradición y el progreso. O, por lo menos, parece así cuando no hemos prestado atención. Las estructuras antiguas o se aíslan o se reemplazan. Aquí, hay coches modernas manejadas en las mismas calles en las que habían caballos hace unos siglos. Casas en Alberca con la misma edad de nuestra país ya existen y son hogares para familias modernas. En aquellos siglos las plantas bajas se utilizaron para los animales; ahora las mismas paredes antiguas encuadran un garaje y la casa tiene wifi.
Ahora tengo mucho respeto para la dualidad que existe aquí. Pienso que los Romanos que construyeron el Acueducto en Segovia tendrían mucho orgullo que su creación sigue, y que también les gustaría probar una hamburguesa del Burger King que está debajo de sus arcos de piedra del siglo I. Este tipo de progreso permite que una jamonería en Salamanca puede seguir curando sus productos con métodos tradicionales, mientras estar protegido por un sistema moderna de seguridad. Esta coexistencia es una parte normal de la vida moderna aquí en España: utilizamos una máquina moderna para hacer la lavandería, pero secamos a la ropa como la secó la generación de nuestros abuelos.
Yo no propongo esta yuxtaposición como algo exclusiva a España. Estoy seguro que existe también en mi país maternal, pero que escapó de mi observación. También estoy seguro que existe en ciudades y países que no he visitado, y en maneras que no he considerado. ¿Cuáles ejemplos de tales situaciones tenéis? ¿Dónde se puede ver la historia y la modernidad a la misma vez? ¿Cuál es tu opinión sobre tal convivencia?
Ahora tengo mucho respeto para la dualidad que existe aquí. Pienso que los Romanos que construyeron el Acueducto en Segovia tendrían mucho orgullo que su creación sigue, y que también les gustaría probar una hamburguesa del Burger King que está debajo de sus arcos de piedra del siglo I. Este tipo de progreso permite que una jamonería en Salamanca puede seguir curando sus productos con métodos tradicionales, mientras estar protegido por un sistema moderna de seguridad. Esta coexistencia es una parte normal de la vida moderna aquí en España: utilizamos una máquina moderna para hacer la lavandería, pero secamos a la ropa como la secó la generación de nuestros abuelos.
Yo no propongo esta yuxtaposición como algo exclusiva a España. Estoy seguro que existe también en mi país maternal, pero que escapó de mi observación. También estoy seguro que existe en ciudades y países que no he visitado, y en maneras que no he considerado. ¿Cuáles ejemplos de tales situaciones tenéis? ¿Dónde se puede ver la historia y la modernidad a la misma vez? ¿Cuál es tu opinión sobre tal convivencia?